Pregón 2010


Ilmo. Sr. Alcalde del Ayuntamiento de Béjar
Sra. Concejala del Ayuntamiento de Béjar
Sr. Mayordomo de la Cofradía de la Santa y Vera Cruz 
Sr. Hermano Mayor de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Ntra. Sra. De las Angustias
Cofrades de la ciudad de Béjar
Señoras y Señores
Estimados amigos todos
Paz y bien

Hace unos instantes, cuando sentía rodeado por el calor de tantos cofrades, las palabras de cariño y afecto con las cuales era presentado ante ustedes, en este noble y simbólico lugar. Pensaba en todo aquello que recibida la misión de Pregonar la Semana Santa de Béjar había quedado atrás.

Atrás fueron quedando aquellos días, esas horas, en las cuales emprendía viaje hacia este bonito lugar, y así poder dar vida a la historia interminable de este mensaje que, con el corazón en mis manos, me dispongo a compartir con todos ustedes.


Pero no debo comenzar a recorrer la senda de este vuestro pregón, sin antes agradecer a la Cofradía de la Santa y Vera Cruz, y a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima de las Angustias, la confianza depositada en mi persona.

Igualmente reconocer al Ayuntamiento de la Ciudad aquí dignamente representado, el cariño y afecto con el cual me han acogido. Este cofrade extremeño, siempre recordará este momento, os lo aseguro.

Me presento ante ustedes con toda la humildad del que se reconoce un pequeño punto en el maravilloso mundo del seglar cofrade y su Semana Santa. Por ello me gustaría que al acabar mi alocución todos los que aquí me oís y yo mismo también, estuviésemos más cerca de lo nuestro, de nuestras cofradías de Béjar, de nuestra Semana Santa Bejarana y sobre todo más cerca de Jesús de Nazaret. Con esto me daré ampliamente por satisfecho.

Por ello es mi deber dedicar este pregón a vosotros, hombres y mujeres de esta Ilustre Ciudad de Béjar, donde la fe, cultura, historia y la tradición, constituyen los pilares esenciales de una Semana de Pasión, de unos días, que se nos presentan llenos de actos, pero rebosantes de sentimientos.

El pregón de la Semana Santa es la cruz guía de vuestras Cofradías, la cruz con la que da comienzo la gran Semana Mayor Cristiana, la cruz que nos presenta un nuevo camino de esperanza,

 “esa cruz que solamente con mirarla nos invita a quererla y amarla “

Anunciar la Semana Santa y hacerlo en cualquier lugar de nuestra geografía española, va constituyendo en los tiempo que nos movemos un auténtico testimonio de fe, y es que, queridos cofrades de Béjar, y permitidme que me dirija a vosotros con esta palabra tan entrañable de cofrade, de hermano. 

La Semana Santa tiene que ser el momento ideal para acercarse a Cristo.

Se nos ha contado que la Semana Santa constituye una maravillosa lección teológica. Y lo es en cualquier escenario de nuestra geografía española, quizás por esa diversidad étnica que nos caracteriza, por este gran mosaico hispano existente sobre ella.

Visto de esta forma, ¡que gran carisma especial tiene este tiempo religioso!

Si hay dolor, si hay representación exacta de la muerte, si existen lágrimas de una Madre: Siempre será el silencio de la noche en cualquier lugar de esta ciudad de Béjar, dónde se revelará para impactar en el corazón de todos: creyentes y no creyentes.

Yo no traigo ante ustedes, más mérito que mi amor a las cofradías, a la Semana Santa, y sobre todo a aquello que Dios y mi familia, siempre me ha sabido dejar: Mi condición de cristiano.
Bien, todo ello lo pongo hoy ante ustedes.

Cofrades ya estamos a las puertas de la Semana Santa de Béjar, y se me ha encomendado anunciarla a la ciudad. Se me ha rogado que os convoque a Cenar con Cristo el Jueves Santo, a compartir el Pan y el Vino. He sido invitado a llamaros al Viernes Santo, para que a los pies del madero junto a la Madre, seamos capaces de soportar ese cuerpo bendito.

Solo de esta forma, oiremos los clavos penetrar en sus santas y venerables manos, veremos levantar la cruz, siendo testigo en las calles de Béjar, en el silencio de su noche, de los sufrimientos de un cuerpo roto y arqueado de dolor... y sentiremos llorar a Maria... y, será entonces cuando oiremos la voz de Cristo desde la gran tribuna de la Cruz.

La Cruz, toda predicación cristiana está en ella.
La cruz que este pregonero, en esta noche bejarana, os invita a llevar no solamente en Semana Santa, sino siempre, esa cruz de Cristo llena de dolores y de esperanza, de soledades y de amarguras, de muerte y de vida... la cruz de Cristo y la cruz de María..... nuestra Cruz.

Semana Santa de ayer y de hoy
Semana Santa de los hombres y mujeres
Semana Santa de Jesús y María

Desde lo alto de la Cruz, los ojos de Cristo contemplan un panorama insólito, su mirada ha quedado clavada en un dramático paisaje, donde el cielo y la tierra se unen bajo un ser humano retorcido de dolor. Y en medio de este terrible sufrimiento, le vendrán a la memoria recuerdos vividos, pero lo sucedido a las puertas de Jerusalén le encogerá el alma.

Cuando se inicia el primer nacimiento sobre la tierra, de la mano de San Francisco de Asís, estaba ya escrito todo el caminar hacia la muerte. Jerusalén, no es otra cosa que una consecuencia de este hecho trascendental de la Humanidad. El nacimiento de un Rey.

Aquella entrada triunfal, aquel hosanna, los gritos de júbilo de un pueblo, aquellas miradas de esperanza..... sombras alargadas como la de aquellas lágrimas que comenzaran a recorrer su bendito rostro. Admirable la compasión de Jesús.

Esta Jerusalén ciega y sorda será signo y profecía de todas las ciudades del mundo de todos los rincones que no están dispuestos a recibir al Mesías. Jerusalén son las madres sin entrañas que devoran a sus propios hijos a todas les espera una suerte triste, si no es la ruina, será el vacío, el cansancio y la tristeza. Sobre todas esta y otras ciudades Jesús sigue llorando hoy en la tierra.

Es una vieja historia, la que comienza en la mañana del Domingo de Ramos, pero siempre nueva al mismo tiempo

En esta Noble y Leal Villa de Béjar, cuando sintamos la presencia de Jesús en el Jerusalén de nuestros corazones, debemos de saber captar el mensaje que nos dejó:
“Aquellos que ahora me aclaman, serán más tarde, los que me crucifiquen, y este amor se convertirá en odio... se que será así, para esto vine al mundo, acompañadme, venid, sentaos conmigo en los fracasos, en las alegría, y en las penas, así gozaremos todos juntos del triunfo de mi resurrección.
Día de alegría éste, que es a la vez, anuncio de dolor y sufrimiento. Pues desde que el Amor entró en Jerusalén, hasta los momentos de su muerte, tuvo lugar la Pasión del Nazareno.

Queridos amigos pasión significa sufrimiento, malos tratos, degeneración de lo último que puede sufrir el ser humano.

Pasión de ayer y de hoy
Pasión de los pueblos y para el pueblo
Muchos con domingo de ramos de alegría y esperanza
Otros muchos sin domingo de resurrección liberadora.

Pasión de un cuerpo bendito, de cuerpos inocentes, calvarios, flagelaciones, crucifixiones,... sufrimientos de Madres que siguen llorando en la tierra de hoy... todo aquello no paró en la Vía Sacra camino del Gólgota, en aquella fría y tosca columna dónde el amor y la paz se abrazaban a cada golpe de latigazos infames. No queridos cofrades, aquello fue solo el comienzo que hoy, os aseguro nos cuesta tanto comprender y entender.

Ahora llega el momento en que la Béjar cristiana se ve sumergida en su Semana Santa, y serán las sombras de sus nazarenos reflejadas en las fachadas de calles y plazas, las que nos presentarán dos pasiones distintas:
La vivida por Cristo y la sufrida en un inmortal silencio por María.

Durante el Vía crucis penitencia, los cofrades sumergidos en un diálogo personal con Cristo, se dejarán llevar por unos momentos tristes, por que ahora ya se sienten de Cristo y María, por que son de Cristo y de María.

Vía crucis del Hijo del Hombre, precedido del sufrimiento entre los hombres.
“El hombre es lobo para el hombre
y astilla de cruz
condena y muerte,
encuentro y cirineo
lanzada y muerte
..... largo y eterno camino este del hombre.

Desde el primer vía crucis, los pueblos del mundo han caminado hacia la cruz, como lo hizo Jesús en aquella vía dolorosa. Han realizado su particular procesión desde el domingo de ramos al desencanto deshumanizador del viernes santo.

Todo ha comenzado, los bejaranos os disponéis a ser participes de unos instantes que serán recogido con esmero en el corazón, añoranzas estas, que son recordadas por la soledad de nuestros mayores y enfermos, cuando desde su lecho de dolor sientan desplazarse el silencio nazareno cerca de ellos, y entonces unas lágrimas se verán caer por sus sufridos rostros.

Será como vivir aquel primer vía crucis de María, acompañada por Juan y María Magdalena, recorriendo todos los lugares, besando cada porción de tierra, dónde había caído su hijo.... y aún así la pasión continua su marcha, no cesa, no para, sabe de su final , por que camina siempre hacia la cruz.

Ahora ya el momento es espantoso, ahora hay que parar y abrir los ojos, Cristo es amarrado y azotado, y esto amigos, no hay manera de contárselo a nadie:
Comienzan a descargar sobre El sus látigos, rasgan su piel, ciñen su santo cuerpo de cardenales, revienta la sangre y corren arroyos de ella. Rompen la carne, abren su espalda, y en poco tiempo no dejan en él figura de hombre.

Así se dijo: Desde la planta del pie hasta la cabeza, no hay en él parte ilesa”.

Que no sepa ELLA que han desnudado a su Hijo, para azotarle y le están desgarrando su espalda.
Que nadie vaya con esta noticia a Maria
Pero ella en silencio, tendrá la aridez suprema para caminar junto El hasta el Calvario.

En el huerto de Getsemaní, Jesús dijo: Padre si es posible que pase de mí este cáliz, en esto se le acercó Judas le dio un beso, y le dijo con este beso entregas al hijo del hombre. Pilatos mandó lo amarrarán a una columna, le pusieran una corona de espinas y le cargaran con la cruz.

El comienzo está el Getsemaní, el inicio se encuentra en los pies de la Cruz. Difícilmente se es hombre si no se ha pisado Getsemaní, allí sudó sangre, Cristo sintió tristeza. El hombre que habló como no lo hace ningún hombre, enmudeció ante la iniquidad de los suyos. Curiosa esta sociedad, que se resiste a vivir sobre el escenario de GETSEMANÍ.

Cuando sintamos la presencia del Cristo Amarrado, con la mano en el corazón, se crea o no se crea, no puede existir ser humano, que deje de estremecerse, que quede asombrado, viendo el semblante de suplicio y dolor de este nazareno maltratado.

Y Jesús será consignado para la Cruz. A poco que le entregan la cruz, momento este de singular ternura, alguien dirá: vio venir el frió y tosco madero y lo abrazó con toda su alma.

“oh madero envidiable, que mereciste el ósculo más cariñoso de Jesús“

Y avanzó el nazareno hacia el calvario.

Comienza a caminar, con su cruz a cuesta, su túnica morada, su rostro ensangrentado, de dónde brotan unos ojos repletos de dolor, rebosantes de esperanza, ..... es un alma atormentada.

En este momento, ahogados en el silencio de la noche, se oirán unos golpes, o una voz fuerte que hace recorrer ríos de sentimientos y nostalgias por las venas de los cofrades, y se os dirá lo mismo que este pregonero os quiere decir:

“Al cielo con el cofrades de Béjar, al cielo...pero llevadle en silencio, muy despacio, y siempre en silencio, por que las heridas hoy siguen siendo profundas y el frió madero cada vez mas pesado. Su paso firme y seguro, le llevará hacia el calvario, caerá una y más de una , cuantas veces le obligue tan infame peso, será aliviado por la verónica, acompañado en el dolor por su madre “otro calvario difícil de narrar“... y llegará hasta la cumbre de la montaña habiendo realizado penosamente la ascensión.

Es la hora tercia.
Y despojado de sus últimas vestiduras, será clavado en el madero.
Ahora los penitentes de esta ciudad de Béjar portan sobre si, este momento y una oración les invade el alma:

“Ya os veo, Jesús cosido en el madero, taladrado vuestros pies y manos, no hay quien sustente este santo cuerpo, sino que tres clavos. Cuando descargáis vuestro cuerpo bendito sobre los pies, desgarráis vuestras heridas, cuando lo hacéis sobre vuestras manos, várense más tus llagas. Como poder mirar este instante y ver que no os puedo socorrer.

Y tu cabeza, coronada de espinas, dónde podrá descansar, y tus brazos cosidos a los de la cruz, Jesús, ya no me acogerán.”

Así quedó Jesús, iris de paz entre el cielo y la tierra.

Desde la cruz, todas las cadenas del espacio y del tiempo serán rotas. Jesús Nazareno pudo ver y ser visto, amar y ser amado, por todos los hombres de todas las épocas de todos los tiempos. La historia se quiera o no, es una suerte de diálogo entre el hombre y el cristo crucificado.

Y desde lo alto de esta gran tribuna de la CRUZ, nos envió el perdón. Con cristo estoy crucificado, decía el Apóstol, pero vivo ya no yo, sino Cristo vive en mí. Miró a su Madre depositando en ella la primera iglesia naciente, exclamó sed de justicia para este mundo, sed de los pobres y desamparados, se dejó descansar en las manos del Padre, inclinando la cabeza, y expiró.

En Béjar como en cualquier otra ciudad de nuestra geografía española, los nazarenos marchan de vuelta hacia el templo, con su Cristo muerto en la cruz. Ahora ya el regreso se hace más triste y agónico, por que todo se ha consumado.

Y al final de esta historia de dolor, María la Madre entregada, acogerá con patética ternura en su regazo, el cuerpo de Jesús bajado de la Cruz. Y un grito de mujer como un sable rompe el cielo de Jerusalén.

María de las Angustias, en tus brazos ya tienes derrotado todo el poder y grandeza... María a los pies de la cruz lo es todo.

Evangelio y sepultura
Sudario y ungüento
Pureza y belleza
Oración y rezo

La Béjar cristiana pone en la escena pública, con el ritual solemne de la procesión religiosa, siempre desbordante y al mismo tiempo íntima, uno de los temas más densos y trascendentales de la iconografía cristiana: Cristo muerto en los brazos de su Madre, la Virgen de las Angustias.

La intensidad del drama desborda con suficiente amplitud la limitación de un solo y aislado momento, de un hecho histórico que para el mundo cristiano es el centro de la salvación del ser humano.

La terrible lamentación y soledad de la Madre con el hijo muerto entre sus brazos, es la imagen por excelencia de la pasión de María. Ante esta escena el contemplador, aún el más distante de sus contenidos teológicos, no puede quedar indiferente.

Su propio drama nos atrapa y conmueve.

Cuando la Virgen lo tuvo en sus brazos ¿Qué palabras podrían explicar lo que sintió? Presenciando este momento, nos invade un triste lamento: que finalice la angustia de la Madre con el Divino Señor en sus brazos.

Cada instante de esta Semana Cristiana, los nazarenos de Béjar, entre mil encapuchados, con mil llamas de mil cirios, con las carnes desgarradas, aún más pálidas que cirios, nos han dejado lenta y pausadamente por las calles de la ciudad, un rastro de turbación e inquietud, que brota en el corazón de todos.

Es difícil describir lo que un cofrade siente a estas altura de la pasión en cualquier parte de España, solo el lo sabe rodeado en el silencio de su hábito, en la intimidad de su oración... y es aquí cuando le afloran recuerdos de padres, madres, amigos que ya no se encuentran junto a él.

¿Por qué te vistes con tú túnica nazareno?

Tiene que existir una motivación fuerte, para que este hecho se produzca, en los tiempos que vivimos, choca en el anacronismo, pensarán algunos, y sin embargo miles de cofrades lo hacen.

Es el extraño fenómeno llamado NAZARENO

Es el momento, una pasión, una exaltación que solamente él conoce, siente y comprende, cuando confinado en sus recuerdos dirige la mirada a su cristo o a su virgen. Solo él sabe que en ocasiones se convierte en una soledad angustiosa.

Madre de la soledad, entre saetas turbias y estrellas de cristal, como te situó García Lorca, marcharás por las calles de la ciudad, fragmentando todo los paradigmas habidos y por haber, por que ahora es cuando la piedad de los bejaranos se desborda.

Soledad de un cuerpo bendito
Soledad de la mejor de las madres
Soledad de dolor y recuerdos
Soledad de triunfo y resurrección

Todo ello, no es otra historia, que Soledad de María y Soledad de Amor.

El silencio de la noche, eleva las oraciones y los rezos, cuando esta iconografía es presentada en la noche bejarana, que es noche de soledad. Al paso de esta imagen, nos daremos cuenta de la gran sensibilidad que tiene esta Noble Ciudad, desbordada ahora ya por un aura de misticismo y tristeza.

Cómo no vamos estar en silencio, Madre cuando te contemplemos.

Hoy en este mundo, muchas madres sienten la soledad que María sintió ante el cuerpo yaciente de su hijo. Es una soledad que envuelve el corazón, que hace romper lágrimas de silencio, es una soledad que eleva la mirada al cielo solicitando una ayuda, implorando un consuelo. María no hacia más que rodear a su hijo con sus brazos, no se cansaba de mirarlo... y desfallecía de dolor. Dirigía su mirada al rostro de su hijo, inmersa en una profunda soledad.

Queridos cofrades, bastaría recordar recientes acontecimientos para ver muchas soledades de madres con hijos en los brazos frutos del hambre, de la muerte, del desconsuelo... es una soledad de ayer y de hoy, es una soledad de María que hoy sigue llorando en la tierra.

Pero la Pasión sigue su lento caminar, y la noche irá cayendo, sobre la ciudad, la oscuridad se va apoderando del ambiente...una noche, una doliente noche de angustia empapada, noche de místico ambiente, que tenía el peso ingente de la culpa consumada, es la tarde noche del viernes Santo bejarano.

Con la ubicación del cuerpo sin vida de Jesús, en el sepulcro, a los pies del Gólgota, la Iglesia inicia la vigilia del Sábado Santo y solo nos queda la espera.

Ahora la ciudad permanecerá expectante, se vive una cierta inquietud y cansancio, es día de contemplación, ausencia, y meditación.

Si hay noche oscura, hay también alborada luminosa.

Les confieso a ustedes que yo fui testigo de como un hombre lloraba al presenciar una saeta delante del sepulcro de Jesús, que decía: 

Vamos a hincarnos de rodilla
Que está pasando el Entierro
Y dentro de ese sepulcro
Va el hijo de Dios muerto

Entre la muerte del Viernes Santo y la resurrección del Domingo, está el sepulcro, y es noche de velar juntos ante él.

No se puede pasar el Sábado Santo, sin pensar en María, la mujer que conservó en su corazón las palabras del anciano Simeón, cuando le dijo que Jesús sería signo de contradicción, pero también signo de resurrección.

Después de la noche trágica del Viernes Santo, cuando el poder de las tinieblas parecía prevalecer sobre la luz del mundo, pasado el gran silencio del Sábado Santo, llega la noche que precede al tercer día, en el que el Señor habría de resucitar, tal como él mismo había anunciado.

Al leer el pasaje de Emaús, mi alma se enaltece y mi corazón se llena de gozo; por que ellos le conocieron al compartir el pan, en la oscuridad y frialdad de la noche, pero en la cercanía del amigo.

Amanece el domingo más admirable y jubiloso de cuantos existen en el año.

Qué el sonido de las campanas alcance todas las cimas de los montes que nos rodena, que los rayos del sol brillen más que nunca todos las familias, las calles y plazas de esta Noble ciudad, que se ensalce el aleluya con voces que lleguen a todos los confines del mundo...

“Santa alegría la del domingo de gozo cristiano.”

CRISTO HA RESUCITADO

El final y comienzo de una interminable historia, que tuvo su origen con el llanto de un pequeño niño en Belén y que hoy tanto necesita el mundo conocer y comprender.

He finalizado este vuestro pregón, rodeado de un ambiente repleto de amistad y cariño. Y lo hago depositando la cruz que mis antecesores dejaron, para que otros vengan a esta bonita y entrañable tierra bejarana, y puedan hablar de su Semana Santa, con la fuerza que me palpita el corazón.

Aunque un nudo lleno de emociones, me hace imposible acabar. Gracias es poco, las que este pregonero os puede dar, solamente pido a Dios, que nos aliente siempre, a seguir siendo testigo de la mejor historia que la humanidad ha podido conocer:

La historia de un hombre justo y bueno, que extendió sus brazos en la cruz, y no los ha cerrado.

Muchas gracias.

JESÚS – FERNANDO BRAVO DIAZ
BEJAR. 20 MARZO 2010


20.30 TEATRO CERVANTES